martes, 20 de noviembre de 2018

VALOR DE LA PUNTUALIDAD

VALOR DE LA PUNTUALIDAD
Resultado de imagen para VALOR DE LA PUNTUALIDAD
El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: la hora de entrada a la oficina, una cita del trabajo, una reunión de amigos, un trabajo pendiente por entregar. Los japoneses son súper puntuales para todas las cosas que tienen planeadas, y lo tienen casi todo preparado al minuto. Saben a qué hora y a qué minuto exacto salen de casa por la mañana para ir a trabajar, saben que van a tomar el tren de las 7:31 (por ejemplo) y a qué minutos exactos estarán en la puerta de la empresa.
Todo esto puede parecer un poco exagerado, pero si usted amigo lector, tiene la oportunidad de viajar a Japón y preguntarle a alguno de sus ciudadanos en una estación de trenes sobre los minutos exactos de a qué hora sale de casa, qué tren toma, etc., seguramente tendrá por respuesta: – ¡Pues claro! ¿Qué no es lo más normal saberlo? – exactamente le dará las horas y los minutos exactos de lo que hace cada mañana.
El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza. “La puntualidad es la cortesía de los reyes” –Luis XVIII de Francia. La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto? Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad.
En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio o la cita con el director del centro de estudios, hacemos hasta lo imposible para estar a tiempo. Falta de cumplimiento en una cita es un acto de clara deshonestidad.
Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita, tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario. Lo más grave de todo esto, es encontrar a personas que sienten “distinguirse” por su impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, ¿o falta de seguridad y de carácter? Por otra parte, algunos lo han dicho: “si quieren, que me esperen”, “para qué llegar a tiempo…”, “no pasa nada…”. Éstas y otras actitudes son el reflejo del poco respeto, ya no digamos aprecio, que sentimos por las personas, su tiempo y sus actividades.
Para la persona impuntual los pretextos y justificaciones están agotados, nadie cree en ellos, ¿no es tiempo de hacer algo para cambiar esta actitud? Por el contrario, cada vez que alguien se retrasa de forma extraordinaria o inusual, llama la atención y es sujeto de toda credibilidad por su responsabilidad, constancia y sinceridad, pues seguramente algún contratiempo importante ocurrió. “Vivir el valor de la puntualidad es una forma de hacerle a los demás la vida más agradable, además mejora nuestro orden y nos convierte en personas dignas de confianza”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario